SENTIMIENTO

El viento aúlla
el viento anuncia pesares
De infortunios tengo labrado el corazón
el viento juega conmigo
El viento aúlla aún en noches de verano
sobre áridos desiertos y desaciertos
Incluso cuando cerrados tengo los labios
hacia adentro torrentes haciendo ruidos,
y en noches de lluvias goteando murmullos
de ojeras y anteojeras.
De bolsas debajo de los ojos
y tu silueta de huesos, bajo de la piel.
Bajo el perfil de la línea que demarca y señala
siguiendo el rumbo trazado
Efeméride de carne vuelve a reaparecer
Es obstinada tu figura en mi vera y en mi poema.
Yaces apretado contra las montañas
Y como sombra oculta tras de ellas
Casi diáfanos son tus ojos, aunque también pequeños.
Pequeños en sus miradas y en su mirar,
porque astucias maquinan cuando piensan
Y en las calles tus pasos son quimeras que me adormecen
y despierto espantada, llena de pesares
Se me pierde la calma en medio de mi pecho
Angustias de incertidumbres me aprisionan
y como loba aúllo ¡Auuuuuuuuuuuuuuuuuu!
¡Auuu!
Perros merodean ladrando pesares
Obstinados hacen bulla.
Ladridos de penas en el viento
llamando, llamándote.
Te aborrezco, ya no te quiero, ya no te amo
¿A qué se debe pues el pesar qué me acongoja?
¿Y el lastre de esta tristeza que me sigue?
Tus pasos me persiguen
y vienen al encuentro de los míos,
estirando los brazos a la luna o al sol
que para el caso es lo mismo
Como eterno, como eterna es el alma mía.
Esta mía tan llena de pesares
y la tuya quebradiza, envuelta en banalidades
Incluso cuando me piensas en la distancia.
Consagración en amores y amoríos
diplomada es tu alma en ardides,
tramando enredos en tu cabeza
¿Entonces a qué se debe este pesar de los pesares?
¡Que lastre el mío!
Cargando con este amor,
que es a pesar de los pesares el nuestro.
Si y muy nuestro.
Aúlla el viento, aúlla aún en el verano
laderas del sentimiento.
¡Laderas en el alma!
Un adentrarse del pecho, los agobios.
Desasosiegos que no se calman
Si…

Beatriz Elena Morales Estrada © Copyright

Voz que canturrea

La voz del agua que canturrea
en los acantilados y en las húmedas bocas
entre las grietas de las manos
y entre las greñas de cabelleras.
Hay brisas de hileras de dientes
fragancias de pechos desplazadas allá y acá.
Hay brisas greñudas y enlazadas, juguetonas allá y acá.
Pero no crees que te amé con fervor de instancias.
Volaron los pájaros y llegaron inviernos.
Y se nublaron los ojos durmiéndose los corazones
y las brisas de cabellos se desperdigaron en humaredas.
lo que estaba entrelazado se fue para allá
y para acá cesaron primaveras.
Pero no crees que te amé con fervor de instancias.
Pero acá y allá se ven nuevos colores.
Nuevas y fervorosas constancias.
Se gestual iza el verbo y no cae la palabra.
Está me seduce y me invita a caminar leguas.
Es ella, mi nueva instancia ahora.
Allá y acá, no cesa de decir; susúrrame, y habítame
hasta que se vuele el tejado.
Me lo dice y a su vez de la mano me lleva.
Mientras el agua canturrea entre oídas de oídos.
Es la a voz del viento que acaricia.
Es mi consabida y siempre fervorosa amiga
que me deletrea cada silba, con infinita gracia.
Es la voz que corre entre las líneas de la escritura.
es el agua que canturrea entre la febril sangre que circula.


© Beatriz Elena Morales Estrada

De vientecillos

Ya no hay nada y pareciera ser
que se evaporaron los sueños.
Pero del suave sol matutino,
se desprenden dedos de viento.
y del árido sol, el atardecer y de este,
la noche se suelta.
Si. Como una dulce caricia, para apaciguar los dolores del cuerpo y del alma.
Pero en otras, ella, se despierta como pantera, en contra de la vida.
Sin embargo, del suave sol matutino, se desprenden dedos de viento.
Y del árido desierto el tenue atardecer.
Y de este, las estrellas y luceros se descuelgan como dejándose caer.
Es como un dulce vientecillo para apacentar quizá, los dolores del cuerpo y del alma.
Entonces revive la campiña, donde reposan todos los sueños y los anhelos.
Campiña verde, azul; zumo del olivo, indescriptible en su fragancia.
Arcoíris en el iris.
Sumergido se halla y buscando la flor, que como canela palpita,
el señor de los olivos. El señor del azul y del arcoíris.
El señor fundador de las cosas, el que tiene el verdadero bastón.
Cuando la callada voz de viento resuena sobre la noche, se oyen
como caballos avanzando, como toques de almohadas suaves sobre la hierba
y la voz de Dios como susurros, sobre campiñas y sobre de almohadas.

© Beatriz Elena Morales Estrada

De memorias y pájaros

Veo como un velo, que aprisiona tu rostro; quisiera rasgarlo con mis manos.
¿No desearías tu quitártelo?
En la lejanía, la amarilla luna desciende; como un ciclo normal, que aún no se acaba.
y el velo continua y tu cara se hace oscura.
¿Qué será aquello que la oscurece?
Hay caras rigurosamente serias, calladas y la lluvia cae, sobre del pavimento, todo parece esconder un silencio, que se haya acurrucado, en los bordelindes del agua.
Todo es un fragmento del todo.
Y sin embargo se oye, como un pequeño golpecito.
¡Tan! ¡Tan! Hay un movimiento de goteras y un ave alza el vuelo.
Y más allá, en la alborada explayada de los aconteceres, hay un comienzo de estrellas.
Un claro de ellas, como un soliloquio de incógnitas o de amaneceres prodigiosos.
Entonces ese silencio, se hace plenipotenciario, como de pecho alzado; de un amor inimaginable, extraído del confín milenario de un corazón.
Y aquí mismo, aquí abajo, la gota sigue golpeando delicadamente, sobre el pavimento.
Algunos pájaros sacuden sus alas como asustados y se alejan, pero otros permanecen inescrutables, mirando para allá, al el horizonte.
Entonces suena una voz; dijiste olvido y te arremangaste los pantalones,
hasta más arriba de los tobillos.
Después metiste los pies dentro del agua; en las charcas y luego, me miraste, tal cual, como si ya no existiera, tan solo en la memoria perdida de las cosas.
Parecieras ser, como si hubieses atrapado un olvido en las alas de una mariposa.
El tiempo es un vagón de memorias incógnitas, de memorias olvidadas y reencontradas en un futuro estelar de las cosas creadas.
Planeta póstumo, de ires y venires; de decires y no decires.
Al final mis ojos, se convierten o son dos pájaros de alto vuelo, que se posan allá, entre las nubes viajeras.

© Beatriz Elena Morales Estrada

LA IMAGEN DEL MUNDO

Fragmento I
El hombre en el espejo
No sé, si fue la sombra de la tarde, reclinada sobre grandes edificaciones verticales, la que, lo hizo fijar la mirada en el hombre, que se hallaba ensimismado en el espejo, anclado en frente de si mismo; lo observó en forma, para ver la peculiar manera de su cara; pero no pudo encontrarla y tampoco pudo ver reflejado en su rostro a otros muchos que llamaban, porque el espejo no se lo permitía…
La tierna imagen del mundo; se dijo, ¡Hum! que por supuesto no es tan tierna; esa idea se ahuecaba en su cabeza y trato de ver al otro, al que se estaba mirando; pero no pudo, no, no pudo ver al otro…
Ese otro que de un solo tajo, destaja los sueños; pero por supuesto, que estaba hay, en algún lugar ¿Pero a donde? Pensó; ¿adonde esta ese hombre cuya crueldad agitada corre? Dejando sembrado a su paso odio, desamor, dolor y que a su vez, desenfunda esperanzas, descorriendo sueños y un sinfín de cosas más.
El caso es que en su interior escuchó, esa vocecilla que lo detenía cada vez que una iniciativa nueva se forjaba en su interior; diciéndole; gritándole casi ¡Oh no te vayas!
¡No recorras el mundo! ¡No te alejas! Así gritaba, en su interior la voz, hasta hacerse el eco…
La desoyó y continuo con sus pensamientos que se entrometían adentro; el mundo sufre; continuó en su proceso de des motivación, motivado a su vez por otros pensamientos, que de algún modo u otro, eran la continuación de cada anterior.
Desde luego, se dijo, apretando los dientes; pero no sufre por lo que a ti, te condena a una muerte en solitario; a vivir casi cien años de soledad, y no me refiero a la obra de Gabriel García Márquez; no, de ninguna manera no…
Sufre por si y en si mismo; porque hay hambres y guerras y toda clase de maldades sin fin, sufre porque siente dolor; pero no sufre por la causa en si, que origina el llanto o los llantos; sufre porque se duele en si mismo, en su ego inhóspito y quedado.
¿Mas como le diremos a esa grieta llamada submundo? — – ¿mundo? O lo que es igual a un caos inicial que permanece en el tiempo de la no presencia; entendiendo, esta no presencia como aquello que se estaciona en lo primitivo, dándole forma, solo al devenir caótico del pensamiento, lo que en si y por si mismo genera, la permanencia en la no forma de las formas…
Ese no mundo, que no es otra cosa que la horizontal manera o modo que tenemos los humanos de negar lo que ya esta afirmado de un modo vertical. Lo vertical y lo horizontal están entrecruzados en si mismos.
Afirmando y negando a su vez a la vida; conviven quizá, en su misma zona, árida o selvática, según sea el caso… o hasta quizás, dentro de una pantanosa e inhóspita agua, en donde hay descensos sobre abismos, precipitaciones marinas, y un sinfín de cosas mas, que hacen, que aquel que no percibe los mundos insólitos, que generaron su propio proceso conexo e inconexo de individualidades sinfín; pero que de algún modo, fueron desprendidas de la forma única de las formas; quede rezagado a una zona del no ser, del no querer ser.
Tiene que existir el equilibrio entre ambas, para que la permanencia se de; pero solo una de las dos, debe predominar sobre lo otro-
Yo no se, no lo sé; solo se que el mundo esta ardiendo en su propio fuego; en un fuego que parece tener llamas inextinguibles y que no obstante no es así; no, para nada, en cualquier momento este mundo puede acabar para todos, y todo; incluso más allá de toda forma particular e individual ¿A dónde irán a parar entonces nuestras macabras ambiciones?
¿Todo comenzara de nuevo como sobre ficciones y sueños desmadrados? El hombre se dio a la tarea de recordar la tarde aquella; La tarde en que absorto vio, destrenzado su larga cabellera a la celeste, recordó que ese día pensó esto; estoy enfrente a la bóveda celeste como un idiota esperando que caiga el día o que se evapore del todo… De repente el pasado se presenta explotando casi sobre el rostro y cayendo sobre este, como un relámpago azul…Dramas, sin final aparente, desfilaron por su mente.
Tal parece que alguien quiere orinarse sobre de uno, grito en un gesto casi mecánico, un modo de defensa, como una cubierta de capa de tortuga sobre si mismo.
Son los sentimientos de los antepasados, que quedan atrapados en la presencia de un joven que los recoge en si, de un modo inconsciente… Se hace adulto, pero lo que no se ve, predomina en este. Tres generaciones, un destino final. En un túnel del tiempo… ¿como podrá él?, saber entender que no es su pasado; sino el de sus antepasados.
No obstante el instinto humano, siempre es algo que termina, por traicionar a esa parte humana que quiere trascender…
El hombre del espejo que estaba buscando al otro, se aparto después de semejantes elucubraciones, no lo había encontrado, de seguro se perdió en un espacio vacío; reflexiono… Entonces sintió la cuchilla caer sobre su cuello, toco con sus dedos; la sangre a borbotones, surgió como un río; lo ultimo que pensó fue; ¡Uff! Se la debía, fui el tirano que acabo con toda su familia…
De ese modo quedo saldada la cuenta con sus antepasados. De manera que el otro, estaba agazapado en frente al espejo, para no ser descubierto, para no levantar sospechas, de forma tal, que por eso no lo alcanzo a percibir, cuando le estaba buscando y de ese modo, pudo atacarlo, cortando de un tajo su cuello, llevándose su vida.

© Beatriz Elena Morales Estrada

Delicias

Se me deslíe un verso en la boca
como inequívoca imagen de un tañer
corren veloces las mane citas de un reloj
siento como rozo tus alas con las mías
eres un sueño de delicados aromas
eres de esos sueños que irrumpen en el aire
como pétalos en lluvias cae
en ánforas el agua se derrama
cae en precipìtud hacia ese mar
hablo de la exquisitez de un sueño
cuya sustancia indómita aflora
aflora cual viento en campanarios
como pájaros se alza
como al alzarse la mirada
al alzarse la mirada esta sucumbe
en anclando talones se detiene
en lentitudes descalzas
en aposentos de lluvias
en amores de amores se eleva
al tacto de mis yemas se deslíe…

© Beatriz Elena Morales Estrada

MADRE

Son tan lindos los versos que a la luna le cantan los poetas
pero son más preciados los versos que a la madre se le cantan
en ellos se eleva el alma en oración suprema
que una madre es un oasis en un desierto
una sencilla flor encontrada en un cactus
una joya oculta en las entrañas del amor
es tierra húmeda, fértil , semilla en movimiento
que una madre es algo que atraviesa el pecho
y con lágrimas de sangre
se desvanece aquel que ya no la posee
dulce tesoro de alta mar la barca en movimiento
orillado a una playa solitaria, gritado a cuatro vientos soledad inmaculada
¡Madre! ¡Madre! ¡Madre!
Surgen del pecho voces que te nombran
y de un estanque azul surgen los ríos de la vida
veredas de agonías cuando sufres en un lecho de dolores
madre, tesoro inmaculado de frondosas ramas
que atesoran las manos de los años
son ramas de variados frutos tus caricias
de sueños en la cuna se alimentas las frondosas ramas
que fragantes rosas sin espinas, se levantan en el jardín de la vida
tiene tu alma una frescura aun cuando estas en la edad madura
tienen tus canas sabor a nostalgias idas
y una dulce flauta en el tiempo inaugura estos versos
¡ay! , son tan lindos los versos que los poetas le cantan a la luna
pero son más preciados, los versos que a la madre se la cantan
tienen en sus manos un tesoro quien la valora , la respeta y la cubre con sus besos
mas tiene en su alma una agonía de desiertos, aquel que ya no la tiene
y es una desgracia para aquel que no la valora
madre, madre, madre, sencilla flor que crece en algún cactus
madre agua de fuente milagrosa, de cotidiano andar se pintan tus aromas
tu presencia y tus caricias de excepcional amor se llena el alba
artesana de los años , son tus manos fundadoras de un rosario, de un rosal
madre, madre, madre, hoy te rindo este humilde homenaje
aquí, aquí te dejo estos versos
y planto ante tus pies de hinojos un rosal de versos, que te nombran
madre,
Mama…


© Beatriz Elena Morales Estrada

 

Dedicado a todas las madres del mundo.

OJALÁ QUE MI ALMA

Ojalá que mi alma volar pudiera
más allá se lo imposible…
Lo posible se me trasfigura a veces tanto
¡Ay! Como quisiera en la noche de romance
cuando la alma pletórica esta
en dulces ondinas…
cuando en noches de romance
pienso en tus amores
en dulces ondinas
descubrir el secreto de la rosa
cuando al mirarte se me devele
el encanto de tus ojos…
Si, que floración de pájaros en las manos
cuando en la noche volada de amores
Si, muy cerca del firmamento
caminaran las estrellas
porque suben palpitantes las almas
en cordilleras de cielos se alzan
es por eso que enfrente a lo imposible
no renunciare a cantos de pájaros en la garganta
si, muy cerca de la noche caminaran las estrellas
¡Ay! Ojalá que mi alma volar pueda
más allá de lo imposible
lo posible se me trasfigura a veces tanto
ojalá se me develen sueños
se desgranen en luceros
sueños como collados
recíbanlos mis manos
antes de que se hagan cenizas
y se vuelva añicos toda el alma mía
pero no renunciare a cantos de pájaros en la garganta
que floración de estrellas titilan tes
se me figuran a mi romances de tu cara
que floración de pájaros en la garganta
Si…

© Beatriz Elena Morales Estrada

POEMA

Un poema es el vacío de un silencio
que se teje en una melodía
un poema es el silencio de un vacío
que se puebla de imágenes
que se gesta en amores
en soliloquios inmemoriales
y es un grito que surge
cual ave en libertad
es un frenesí de la palabra…
Un detenerse en el tiempo
y es mirar con asombro a lo cotidiano
mirar en la neblina,
sacarse el polvo de los ojos
y continuar despejando las nubes
es dejar que las lágrimas afloren como lluvia
y en lo posible reír hacia adentro
y hacerlo con la inocencia guardada
es como un cofre que se abre y se cierra.
un poema eres tú, podría ser
un poema soy yo, quizá
cuando siento las alas en claro soñar
es ver pasar la risa y el dolor de la mano
las gentes que pasan…
Y a veces es un morir y un renacer del alma
es descubrir en secreto
todo aquello que se muere callado
todo aquello que levanta las manos
todo aquello que nos cierra los ojos
y nos abre los párpados
que se posan como como primaveras
y surgen alas de mariposas en colores
y se destapan perfumes de flores
la vida misma es un poema
es a su vez la afirmación de todo aquello
que nos fue negado…
Y es una plegaria en el más íntimo encuentro
y al final es una sencilla palabra que se gesta
es la abertura de un libro que se entrega
es una entrega con las manos abiertas
es el amor que siembra pájaros y colibríes
y los hecha a volar por el cielo infinito de pureza táctil
mientras adentro, el corazón se expande
y se apiñan de risas los niños del quehacer…
Eso y mucho más es un poema
un poema eres tú, podría ser
y un poema soy yo quizá…

© Beatriz Elena Morales Estrada

Abismos Sobre Abismos

El universo cuyo fuego sagrado ha descendido como extraño paisaje a las mortales criaturas
ha comenzado a succionar la vorágine del mal para borrarla de la tierra y entonces una tierra nueva aparecerá…
Fabricia sobrevolaba el paisaje tenue, árido a su vez
mientras que Gozlila se hallaba sumergida en la vastedad del ensueño nocturno
de repente abrió su agujero y bebió de los nenúfares
el hada mayor Fabricia deletreó la luna con sus dedos
entonces aparecieron varias lunas opacas detrás de esta
y más hacia allá un abismo de estrellas se descolgó
Nigeria se posó sobre los nenúfares y deletreó el silencio
Gozlila jugó con el viento y golpeó sobre la roca
Entonces la roca se abrió y aparecieron más Gozlilas
Todos miraron hacia el paisaje dejado por fabricia
¡Qué infinita es la creación de los mundos suspiraron!
abrieron sus alas y se dirigieron hacia el abismo
desde allí presenciaron la caída de la tierra
sumergíase esta por mundos y submundos
fenomenal en su máxima expresión desplegándose
muchos soles iba dejando a su paso
rompiéndose y astillándose expandiéndose
hasta crear innumerables abismos de abismos
galaxias de estrellas y cúmulos de polvo cósmico
Fabricia se estremeció y alzo la mirada
hacia las vertientes de fuego sagrado
cuya solidez parecía desprenderse con lentitud
observo a los Gozlilas hijos del viento y se conmovió
Nigeria con su carita delgadísima permanecía en silencio
mientras que un agujero negro poderoso imán
más grande que los grandes inhalaban al universo
abajo en el abismo la tierra había desaparecido ya
en tanto los Gozlilas, los hijos del viento
apenas sintieron un soplo de fuego en sus lomos
faltaba poco para que lo inmaterial se trasformara
con la transformación llegaría el cambio
y el universo ya no seria el mismo
solo un soplo de viento en los rostros
y los Gozlilas ya no serían más
y nosotros en un girón del tiempo
supongo estaremos perdidos
ya no conocerás tu rostro ni el mío tampoco
yo seré una Gozlila un hijo del viento
y tú serás en el rastro del mundo
y del universo perdido lo mismo que yo
un Gozlila sin rostro y sin pasado…

© Beatriz Elena Morales Estrada

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